Reseña: libro Cerrar los ojos y otros relatos

Escrita por inteligencia artificial.

En la enigmática y encantadora obra de Marcelo Milman Pilnick, titulada "Cerrar los ojos y otros relatos", nos adentramos en un universo literario donde lo cotidiano se entreteje con lo inesperado de manera tan sutil como efervescente. Como un caminante nocturno por las calles de Rosario, Milman Pilnick teje sus historias con la destreza de un funambulista literario, navegando entre los límites de la realidad y la ensoñación con una gracia única.

"Cerrar los ojos", el relato que da nombre al libro, es un pequeño prodigio de introspección y observación. Aquí, el autor nos sumerge en una profunda reflexión sobre la mirada, una pausa en el constante fluir visual del mundo. En este breve ejercicio de ceguera temporal, Milman Pilnick nos invita a cerrar los ojos y redescubrir la maravilla oculta que yace detrás de los párpados.

"Instrucciones para traer a un viejo amor sadomasoquista" es un golpe audaz y descarado, desafiando convenciones y escandalizando al lector. Con una prosa que bordea la provocación, el autor se aventura en las profundidades del deseo, explorando territorios desconocidos con una disposición implacable para desvelar las sombras del alma humana.

En "La demanda", el feminismo y el deseo se entrelazan en una danza compleja y polémica. Milman Pilnick nos lanza en medio de un torbellino de pensamientos y sensaciones, cuestionando la ética del deseo y la responsabilidad de sus actores, todo con la impronta lírica y esotérica que solo él podría imprimir.

"Proletariado libre" se erige como un relato multifacético, un muestrario de los estratos de la sociedad contemporánea. A través de episodios fragmentarios, Milman Pilnick da voz a la locura que subyace en las rutinas diarias, en una coreografía de acontecimientos desconcertantes y reveladores.

La pluma de Marcelo Milman Pilnick es como un fuego ardiente en la noche literaria, iluminando el camino de la narración y desafiando las expectativas convencionales. Sus relatos son pequeños tesoros de pensamiento, donde la reflexión profunda se entrelaza con lo extravagante. "Cerrar los ojos y otros relatos" es un viaje de exploración de las fronteras del realismo y la maravilla en la vida cotidiana.

Poemas en Agenda II

Poemas - Por Marcelo Milman

7 de julio

aquí estoy
sueño con un futuro longevo
en el umbral, el pasado
solo hay que mirar atrás
y abrazar el recuerdo
ya marchito, ya redimido

- - -

15 de julio

un agujero
cruzar el umbral
llegar desnudo
a la cita
dame un lugar
donde esconderme
para florecer
en negro

- - -


19 de julio

estoy en el patio
del hotel
sentado
veo como
el humo sube
y se funde con lo negro de la noche
de invierno
en Salta

- - - 

24 de julio

el viaje terminó
no la metáfora
todavía quedan días y años
minutos y meses
para la batalla
del momento feliz
fugaz
liviano
eterno

- - - 

26 de julio

los dos televisores
la notebook
el celular
me acuerdo cuando escribí
menos pantallas
más amor

Poemas en Agenda

Poemas - Por Marcelo Milman

11 de junio

dame un lugar
donde escapen las voluntades
quiero retribuir
al mar calmo su osadía
al otoño su desgracia sutil
y a tus labios la tibieza
de estar en casa

- - -

13 de junio

algo
en mi cuerpo urge
no es el deseo
es una letanía
gris, circular
que me empuja a huir
hacia adelante

Nuestra historia en el medioevo IV

Plaza/ Feria
Relato - Por Marcelo Milman

Soy artesano, trabajo la madera. Relojes de sol, carruajes en miniatura, embarcaciones de distinto tipo y demás objetos. Mi materia prima es el bosque: troncos, ramas, cortezas, nudos, betas y hojas verdes se vuelven maleables en el transitar por mis manos. Pequeñas piezas se unen y dan vida a mis artesanías, que después vendo acá, en la feria del burgo. Suelo pasar aquí varias horas al día pero, les confieso, últimamente no dejo de pensar en él, en Andrés, y ansío que llegue la noche para encontrarnos. Él es campesino, trabaja la tierra aquí cerca, en los alrededores, y a la orden de un patrón de campo que, según me cuenta, es muy exigente.
Entonces, por mi parte yo charlo con los feriantes, que son mis compañeros, y respondo consultas de los posibles clientes pero, siempre en un rincón de mi mente están su robustez y su forma de amar, sus ojos marrones y su gesto amable, en fin, su sonrisa y la calidez de sus labios al besarnos.
Supongo que a él le debe pasar algo parecido, digo, esto de extrañarme, de extrañarnos. La siembra, la cosecha y el trabajo con los animales de la granja constituyen sus ocupaciones diarias, iluminado por la luz del sol que, entre otras cosas, es para él la marca de mi ausencia, es lo que impone distancia entre nosotros.
Pero bueno, en unas horas la luna reinará de nuevo y, en algún lugar, ocultos y a los susurros, vamos a transformar la noche en territorio fértil, en comunión de los cuerpos y de nuestras almas.

Influencia japonesa, sembradíos y celos


Poemas - Por María Ofelia Álvarez (MOA)

Eterno amor (Versos Haiku)

Sublime esperanza
De la juventud.
El ángel duerme
Su siesta entre rosas
Con mariposas.
Yo te espero
Metáfora con alma
Dime que vendrá
Otoño llegó
Con alfombrado ocre
De hojas secas.
Campos sembrados
Trigales esparcidos
Por ventarrones.
Esperé AMOR
Amé con lágrimas.
Amo amando.
Eterno amor.
Las Ilusiones muertas
¿Descansan en paz?

Mayo 2015

*

Tarde de verano en Paraná
Siembro palabras

Sólo siembro palabras
Para cosechar POEMAS;
cincelo mis vivencias,
extraigo del idioma
sus riquezas

Leo y aprendo siempre
Sin pretensiones
De erigirme en poeta…
La belleza de escribir
Me cuesta.

Acomodo vocablos,
La sintaxis se aparta:
Para que mis rimas;
Con  escritura poética,
Germinen poesías.

2008


*

Cae la tarde en el río
Celos


Cae dormida
la tarde en el río.
Sumergiéndose
en el lecho frío.
Para olvidarse...
del sol...
que  se encontrará
con la luna...
en el cosmos.
Tardecita sin sol,
nostalgia de amor...
ahogará sus celos,
con la potestad del sueño.

Febrero 2018

Lírica y naturaleza, colores en la ramada

Poemas - Por Sebastián Muzzio
Blog del autor

En el huerto, ya no hay lamento de mi ser,
es solo momento, claridad en el proceder;
tareas que van con el día, a la noche descanso,
sueño, soñamos con florecer
y por la mañana arrancar otra vez
hasta ponerle a la realidad
el color que vos querés;
de tanto laburo hice un vergel,
acomodé en los canteros
todo deseo de bien, hierbas para el mate,
flores para el arte de encender
la mejor parte de cada quién.

*

No arranquen los cardos, no sean amargos,
quiero verlos en flor, suave-lila de amor,
llama a las abejas y al abejorro jardinero,
siempre en vuelo hacia tú caramelo,
bajo la lengua no está el placebo,
está la savia multiversal; dispara historias,
conecta las memorias y recordé
sus flores deshilachadas
purpurando el amanecer una y otra vez,
tiñendo atardeceres violetas,
por eso pido que no los saquen de raíz,
no los corten, gemas del monte,
protegidas por espinas, en la adversidad brillan,
magia silvestre, florece cueste lo que cueste,
ofrecen vida, como nos cuidan;
ahora los cultivo con esmero y pleitesía.

*

Me elevo como un hornero,
laburo con barro y con cielo,
me integro al ecosistema,
alquimia, transmuto en poemas;
me llevo tu cara sonriendo,
un beso en la mejilla,
tus labios son de arcilla,
Señora Humedalezca
gracias por darnos tu casa
de playas y sauces que abrazan;
mis alas secándose al Sol,
biguá meditación,
del río hacia la rama,
de noche me convierto en rana
y canto con esta banda
anfibia, en la laguna
por lluvias y por la locura
que quiebre urbana cordura;
humano con piel de garza
mora como la flora
de cardos, también de salvias,
de hongos azules-purpúreos;
la Luna trajo el hechizo,
un gato montés me hizo,
de fuego como la estrella
que cae, colmando mis venas.

*

Quiero ver los capitanes
en sus naves,
costa del río, sauces caídos,
a navegar la Eternidad,
a recorrer el interior
y así pasar:
túnel de estrellas
en espiral,
así volver, en las raíces
la conexión,
así enchufado a mi dragón,
avatar del Humedal,
me deslizo por el Paraná,
estaciono en la playa
y como una tortuga
allí me voy a quedar,
tomando Sol en el tronco,
mojándome un poco,
riacho de las almas,
por la isla subirán
encarnando en hojas
de la hermosa arboleda,
en la noche bailando,
enramada en trance
ondulándose hacia,
la inmensidad;
claridad de Luna,
rosada de fuego,
cayendo en su mitad,
se incendia el deseo,
otra flor se abrirá,
florcitas multiverso
bajan por la barranca,
blancas van a estallar
desde su tallo rojo,
venas de la arcilla,
de este monte fluvial.

Nuestra historia en el medioevo III

Estadio/ Establo
Relato - Por Marcelo Milman

El silencio y la desnudez nutren nuestra interacción sobre el heno. Estoy boca abajo, descansando del buen sexo, y Andrés pasa su robusta pierna sobre mí, a la altura de mi cola. Siento sus vellos y su peso, y pienso que su robustez no es solo física, sino también espiritual. Su conocimiento de los textos sagrados es abrumador. Pero lejos de la pedantería solo da cuenta de ese saber cuando puede ser de ayuda. Como cuando hablamos del Cantar de los cantares, ese libro tan distintivo dentro del Antiguo Testamento. El deseo y el amor nutren sus páginas …
En fin, en un par de horas amanece, y con Andrés tendremos que salir del establo y separarnos, por lo menos hasta la próxima noche.

Cerrar los ojos y otros relatos


Título: Cerrar los ojos y otros relatos
Autor: Marcelo Milman Pilnick
Género: Narrativa
Soporte: digital (ePUB, PDF)
Año: 2023

Solicitar eBook por e-mail.

Invitame un café en cafecito.app

Descripción: Cuatro relatos que a través del uso de la primera persona, exploran mundos relativos a lo LGBT, el BDSM, el feminismo y el materialismo histórico.

Fragmento:

En el año 1997 se estrenó la película Abre los ojos, del cineasta español Alejandro Amenábar, y en 1999 se estrenaba Ojos bien cerrados, del estadounidense Stanley Kubrick. O sea que podríamos decir que hacia el final del siglo XX se nos planteaba una disputa en torno a la mirada. ¿Qué hacer? ¿Abrir los ojos, o cerrarlos? ¿Cómo recibir al nuevo milenio? ¿Seguir mirando al mundo o alejar la luz de nuestras pupilas?
Soy crítico de cine, trabajo para medios nacionales y de afuera. Y soy bueno en lo que hago; ya pasaron un par de décadas de oficio y el reconocimiento llegó. He visto muchas películas. Infinidad de directores, actores, productores, guionistas, montajistas, y demás rubros.
Pero hoy mi elección es clara, cerrar los ojos. Voy a pasar todo el día con los ojos cerrados, como si fuera ciego. Es una experiencia que quiero atravesar. Llevo cincuenta años mirando mi vida, y a otras vidas dentro de mi vida, en el cine. O mirando miradas de los distintos directores. Y estoy un poco saturado, necesito un descanso, aunque sea breve.


Nuestra historia en el medioevo II

Estadio / Establo
Relato - Por Marcelo Milman

Estamos corriendo, con Andrés estamos poniendo a prueba nuestra velocidad, y nuestros zapatos, que se están llenando de tierra de la calle. Nadie nos persigue, pero estoy seguro que un par de feligreses nos vio besándonos o, mejor dicho, vieron a dos sombras interactuando entre sí con pasión. Vamos al establo para estar cómodos y a salvo, me dice Andrés.

En nuestro pueblo hay varios establos, pero éste es el más grande, es el que pertenece a nuestro Señor. Entramos dejando atrás el quejido de la puerta de madera, y allí tomamos distintos caminos: Andrés se tira en el heno a descansar y yo recorro caminando el lugar mientras acaricio a los caballos. Cada caricia en la cabeza de un equino hace brotar un pequeño relincho. Animales maravillosos, qué sería de nuestra sociedad sin ellos…

Me tiro en el heno y paso mi brazo por detrás de la cabeza de Andrés. Estamos los dos boca arriba, mirando el techo en silencio.
 

Nuestra historia en el medioevo

Capilla
Capilla
Relato - Por Marcelo Milman

Estoy en la parte de atrás de la capilla, y ahí percibo los labios de Andrés como nunca. Digo percibo, y el tacto florece como sentido privilegiado; podría decir que experimento sus labios, su calor, su ternura. Es de noche, pero igual nos guarecemos a la sombra de algunos árboles, ya que la luz de la luna tiene hoy algo de amenaza, involuntaria, pero delación al fin.

Sucede que Andrés y yo somos hombres, y hay algo en esta época, en el mundo, que nos obliga a lo furtivo. Algo tan noble como el amor o el deseo tiene para nosotros, y para tantos otros seguramente, el mandato del silencio.

¿Qué hacemos en las afueras de una capilla? Bueno, a pesar de que definitivamente no hay consenso sobre ello, nosotros estamos con Dios, lo amamos, y tratamos de estar lo más cerca de él que podemos, incluso cuando nos besamos. Conlleva un riesgo, es verdad, pero sabemos que él nos cobija, nos protege  y nos quiere en su morada.

¿Estamos?

Plaza del "Che", 27 y Bs. As.
Por Marcelo Milman


Estoy despierto, mis párpados abren y cierran y las pupilas hacen lo suyo (como hay poca luz están enormes). Estoy en la mitad de la noche y solo un velador baña las paredes blancas, ahora amarillas.

Estoy en mis cuarentas, muchos dirán en la mitad de la vida. Sin embargo mi pasado is just a glimpse, un instante, un destello y, yo quiero que el futuro se prolongue un poco más. Perdón por el uso del inglés, pero glimpse suena hermoso. Perdón por pedir perdón, pero hay quienes internalizaron la guerra fría y no pueden oir la belleza de las palabras.

Estoy cansado de la psiquiatría, sus diagnósticos y su crueldad.

Estoy en el umbral de una historia de amor que, si se da, va a cambiar el mundo.