Crónica - Por Marcelo Milman Pilnick
"Durante el carnaval, todas las jerarquías sociales son invertidas, los superiores se convierten en inferiores y los inferiores se convierten en superiores. Durante el carnaval, las diferencias sociales y las diferencias entre las personas se suspenden temporalmente. Es un tiempo de igualdad, donde todos participan en una fiesta común, donde todos pueden ser quienes quieran ser, sin importar su estatus social o su posición en la sociedad", Mijaíl Bajtin, en "La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento: El contexto de François Rabelais".
Cuerpos exhuberantes vistos desde lejos, desde las gradas. Hay una sospecha de sensualidad en el brillo de la piel, en el color de los atuendos, en los tatuajes. Cerca, el niño baja los escalones y amenaza con la espuma, a mis lentes. Todavía es de día y los gabinetes de maquillaje están a full de niñes que quieren estar a tono, mientras la gastronomía espera una afluencia mayor de gente.
Los tambores de la murga apelan con su ritmo a lo ancestral, hay algo que es esencia y que empuja a mi cuerpo a moverse, de una forma nueva, que no se sabía posibilidad.
Ya a la vuelta, yendo a tomar el colectivo, me di cuenta de que mi pañuelo de la diversidad sexual ya no estaba en mi pantalón, se había caído, lo afanaron, no sé, pero tengo la certeza de que estuvo bueno llevarlo, los colores del arco iris cayeron en un espacio de libertad ...