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Chile Centro (crónica, 2019), de Marcelo Milman Pilnick
Una crónica al detalle de un viaje a la región centro de Chile.

Cerrar los ojos y otros relatos


Título: Cerrar los ojos y otros relatos
Autor: Marcelo Milman Pilnick
Género: Narrativa
Soporte: digital (ePUB, PDF), papel
Año: 2023

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Descripción: Cuatro relatos que a través del uso de la primera persona, exploran mundos relativos a lo LGBT, el BDSM, el feminismo y el materialismo histórico.

Fragmento:

En el año 1997 se estrenó la película Abre los ojos, del cineasta español Alejandro Amenábar, y en 1999 se estrenaba Ojos bien cerrados, del estadounidense Stanley Kubrick. O sea que podríamos decir que hacia el final del siglo XX se nos planteaba una disputa en torno a la mirada. ¿Qué hacer? ¿Abrir los ojos, o cerrarlos? ¿Cómo recibir al nuevo milenio? ¿Seguir mirando al mundo o alejar la luz de nuestras pupilas?
Soy crítico de cine, trabajo para medios nacionales y de afuera. Y soy bueno en lo que hago; ya pasaron un par de décadas de oficio y el reconocimiento llegó. He visto muchas películas. Infinidad de directores, actores, productores, guionistas, montajistas, y demás rubros.
Pero hoy mi elección es clara, cerrar los ojos. Voy a pasar todo el día con los ojos cerrados, como si fuera ciego. Es una experiencia que quiero atravesar. Llevo cincuenta años mirando mi vida, y a otras vidas dentro de mi vida, en el cine. O mirando miradas de los distintos directores. Y estoy un poco saturado, necesito un descanso, aunque sea breve.


Nuestra historia en el medioevo II

Estadio / Establo
Relato - Por Marcelo Milman

Estamos corriendo, con Andrés estamos poniendo a prueba nuestra velocidad, y nuestros zapatos, que se están llenando de tierra de la calle. Nadie nos persigue, pero estoy seguro que un par de feligreses nos vio besándonos o, mejor dicho, vieron a dos sombras interactuando entre sí con pasión. Vamos al establo para estar cómodos y a salvo, me dice Andrés.

En nuestro pueblo hay varios establos, pero éste es el más grande, es el que pertenece a nuestro Señor. Entramos dejando atrás el quejido de la puerta de madera, y allí tomamos distintos caminos: Andrés se tira en el heno a descansar y yo recorro caminando el lugar mientras acaricio a los caballos. Cada caricia en la cabeza de un equino hace brotar un pequeño relincho. Animales maravillosos, qué sería de nuestra sociedad sin ellos…

Me tiro en el heno y paso mi brazo por detrás de la cabeza de Andrés. Estamos los dos boca arriba, mirando el techo en silencio.