Poemas - Por Sebastián Muzzio
Blog del autorEn el huerto, ya no hay lamento de mi ser,
es solo momento, claridad en el proceder;
tareas que van con el día, a la noche descanso,
sueño, soñamos con florecer
y por la mañana arrancar otra vez
hasta ponerle a la realidad
el color que vos querés;
de tanto laburo hice un vergel,
acomodé en los canteros
todo deseo de bien, hierbas para el mate,
flores para el arte de encender
la mejor parte de cada quién.
*
No arranquen los cardos, no sean amargos,
quiero verlos en flor, suave-lila de amor,
llama a las abejas y al abejorro jardinero,
siempre en vuelo hacia tú caramelo,
bajo la lengua no está el placebo,
está la savia multiversal; dispara historias,
conecta las memorias y recordé
sus flores deshilachadas
purpurando el amanecer una y otra vez,
tiñendo atardeceres violetas,
por eso pido que no los saquen de raíz,
no los corten, gemas del monte,
protegidas por espinas, en la adversidad brillan,
magia silvestre, florece cueste lo que cueste,
ofrecen vida, como nos cuidan;
ahora los cultivo con esmero y pleitesía.
*
Me elevo como un hornero,
laburo con barro y con cielo,
me integro al ecosistema,
alquimia, transmuto en poemas;
me llevo tu cara sonriendo,
un beso en la mejilla,
tus labios son de arcilla,
Señora Humedalezca
gracias por darnos tu casa
de playas y sauces que abrazan;
mis alas secándose al Sol,
biguá meditación,
del río hacia la rama,
de noche me convierto en rana
y canto con esta banda
anfibia, en la laguna
por lluvias y por la locura
que quiebre urbana cordura;
humano con piel de garza
mora como la flora
de cardos, también de salvias,
de hongos azules-purpúreos;
la Luna trajo el hechizo,
un gato montés me hizo,
de fuego como la estrella
que cae, colmando mis venas.
*
Quiero ver los capitanes
en sus naves,
costa del río, sauces caídos,
a navegar la Eternidad,
a recorrer el interior
y así pasar:
túnel de estrellas
en espiral,
así volver, en las raíces
la conexión,
así enchufado a mi dragón,
avatar del Humedal,
me deslizo por el Paraná,
estaciono en la playa
y como una tortuga
allí me voy a quedar,
tomando Sol en el tronco,
mojándome un poco,
riacho de las almas,
por la isla subirán
encarnando en hojas
de la hermosa arboleda,
en la noche bailando,
enramada en trance
ondulándose hacia,
la inmensidad;
claridad de Luna,
rosada de fuego,
cayendo en su mitad,
se incendia el deseo,
otra flor se abrirá,
florcitas multiverso
bajan por la barranca,
blancas van a estallar
desde su tallo rojo,
venas de la arcilla,
de este monte fluvial.